domingo, 28 de agosto de 2011

Uno muy divertido.

De la tierra a la luna - Julio Verne.


"Los yanquis no tienen rivales en el mundo como mecánicos, y nacen ingenieros como los italianos nacen músicos, y los alemanes, metafísicos. Era, además, natural, que aplicasen a la ciencia de la balística su natural ingenuo y su característica audacia [...] Y cuando a un americano se le mete una idea en la cabeza, nunca falta otro americano que le ayude a realizarla. Con sólo que sean tres, eligen un presidente y dos secretarios. Si llegan a cuatro nombran un archivero, y la sociedad funciona. Siendo cinco se convocan en asamblea general, y la Sociedad queda definitivamente constituida. Así sucedió en Baltimore. El primero que inventó un nuevo cañón se asoció con el primero que lo fundió y el primero que lo taladró. Tal fue el núcleo del Gun Club."

Y así, en ese primer capítulo, me enamoré de Julio Verne. Y explíqueme usted ¿cómo no amar y divertirse con uno de los fundadores de la ciencia ficción literaria? Verne ha sido desde siempre uno de mis autores favoritos, para esta tarea en particular sólo pude pensar en este libro por ese espíritu aventurero y la can-do-attitude que impregna el relato; la narración es impecable al punto de dejar al lector absolutamente enganchado: dígame, querido lector, ¿conoce usted a alguien que sólo haya leído un libro de Julio Verne? No, los leemos todos, somos los groupies de las novelas de ficción. Y si no me cree, pregúntele a @Apoloduvalis

Me reí como una enana -como quiera que se rian los enanos- con este libro las primeras 287 veces -está bien, exagero, han de ser 8 o 9 veces- que lo leí. Y me sigue divirtiendo y maravillando gran autor que en cada obra nos inspira y nos incita a imaginar. No se que sería del mundo -de mi mundo- sin Julio Verne.

Uno de un Nobel.

Memorial del convento - José Saramago

Debo empezar por admitir dos cosas. La primera que al pensar en un libro de un nobel que me guste locamente y me atreva a recomendar, se me vinieron a la cabeza muchos; la segunda que llegué a la lectura de Saramago apenas hace un par de años.

En términos de autores, la entrada estaba peleada: primero vino a mi cabeza William Faulkner con Santuario, uno de esos libros que tienes-que-leer-antes-de-morir. Luego pensé en Albert Camus con La peste o El extranjero, libros que -al menos en mi vida- marcaron momentos y situaciones y me ayudaron a crecer y aprender a pensar. A Gabriel García Márquez ni lo consideré, de su obra pefiero muchos antes que 100 años de soledad. Y finalmente recordé ese autor más bien reciente -todos los anteriores los leí en la infancia- que me dejó absolutamente fascinada.

En mi opinión este autor posee una de las plumas más cautivantes de la literatura contemporánea: logra combinar en una pieza magistral la novela histórica, el relato de una historia de amor más bien desafortunada, los intereses científicos y el cómo perseguirlos y las angustias de unos personajes que en realidad casi parecen no pertenecer a su época, condiciones y geografía pero que hacen lo mejor que pueden para sobrevivir y mantener una que otra esperanza.


domingo, 14 de agosto de 2011

Uno de viajes.

Memorias de un médico andariego - Judith Porto de González

Tengo una debilidad por los relatos con historia y éste libro la tiene. Conocí a la autora como una gran amiga de mi abuela y precisamente en la biblioteca de mi abuela encontré un par de libros de cuentos escritos por Judith. Estas series de cuentos son muy atractivas para cualquiera que se aventure como lector por intimistas, sencillos y fantasiosos.

Nada mejor que las palabras de la misma autora para describir su libro:

"Son andanzas, acontecimientos, anécdotas, pasajes sucedidos a los médicos de mi familia, o contados de unos a otros hasta llegar a mí, y que me desvelaron hasta trabajar los cuentos que hoy forman este compendio. Mis médicos son: mi padre, Ismael Porto Moreno, mi mentor inmejorable, alegre, diplomático, amigo y benefactor de todos; mi abuelo Rafael Calvo Castaño, mi primer maestro de psicología, cuyas veladas de sobremesa aún las añoramos sus nietos; mi bisabuelo, Rafael Calvo La Madrid, fundador de la Escuela de Medicina de Cartagena, gran amigo de Rafael Núñez; mi tío abuelo, Darío Porto González [...] y últimamente, mi hijo Benjamín González Porto, todos con profesiones relacionadas con la salud física y anímica del hombre [...] Son aparentemente casos dispersos, pero todos ellos contados o vividos por esos médicos de mi familia a quienes dedico este libro y en especial a mi padre y a mi hijo".

Y si aun no lo ha notado, me gustan porque se lo que es crecer rodeada de médicos y de sus historias en Cartagena.

sábado, 13 de agosto de 2011

Uno que le gusta a todos menos a usted.

Metamorfosis - Franz Kafka.

Tengo un problema básico con Kafka y no es precisamente que no me guste, es que creo que está sobrevalorado. En especial desde la perspectiva de la crítica literaria. Más allá de la crítica, de la representación, de la narrativa misma... El disfrute del libro mismo se ve afectado cuando a uno le señalan una y otra vez que su autor es "una de las más profundas y permanentes influencias literarias del siglo XX". Éste libro en particular sufre cuando se sobrevende como uno de esos que tienes-que-leer-antes-de-morir porque el lector llega con expectativas de lo que debería ser y con una idea de lo que va a encontrarse que muchas veces no se ajusta al relato del autor, pasa por creerle a los críticos literarios. 


Es un ejercicio interesante la lectura de este libro: su ritmo y sus escenas exigen concentración y una atención microscópica a los detalles del relato, además se presta para interpretaciones múltiples de las vidas, las relaciones y los cambios de los personajes. Eso si, yo le recomiendo que se olvide de cualquier cosa que le hayan dicho al respecto: descubra los personajes, lleve su propio ritmo de lectura y no deje que las toneladas de trabajos y análisis se interpongan entre usted y esta maravillosa obra de un gran autor.

viernes, 12 de agosto de 2011

Uno que sea un placer culposo.

Escalofrios - R. L. Stine y Haunted Kids - Allan Zullo.

Lo se, el reto es de un libro por día, pero este día en particular amerita una confesión. Confieso que me encantan las historias de terror y que Stephen King es uno de mis autores favoritos, a causa de sus libros (y ayudado por Criminal Minds) le tengo miedo a los gringos porque aparentemente allá es muy fácil que alguien entre en una crisis psicótica y secuestre, descuartice, torture y asesine a alguien. O que un payaso asesino, un perro (también psicótico y enfermo) o esporas alienígenas intenten acabar con todo ser humano alrededor. O que esporas alienígenas colonicen los cuerpos de asesinos en serie (que al parecer en Estados Unidos hay de a 3 por kilómetro cuadrado) y ayudados por perros y payasos armen el arroz con mango del fin del mundo. ¿Ya les dije que Ronald McDonald aun me da miedito?

La serie "Escalofríos" -cuyo único autor es Stine- se compone de cuentos cortos de "terror" dirigidos un público infantil, pasa lo mismo con la de "Haunted Kids" de Zullo. Confieso que este es mi placer culposo porque las series son malas: tienen la misma estructura, los personajes usualmente son pre adolescentes que se ven envueltos en situaciones de misterio que deben resolver enfrentándose y superando obstáculos y peligros y casi todos los libros tienen el mismo final: el protagonista adolescente resuelve el misterio y aprende algún tipo de lección. Si, yo leía esto por las tardes para tratar de olvidar las pesadillas en las que Ronald McDonald llegaba a mi barrio y mataba niños y de paso perderle el miedo a estas historias.

Termino de confesar mi placer culposo por estos libros admitiendo que de la colección que una vez tuve de estos autores -y que después de cambiar de ciudad un par de veces- me quedan 10 de Stine y 2 de Zullo. Eso si, de Stephen King no se me ha perdido ninguno.

jueves, 11 de agosto de 2011

Uno que se haya demorado mucho en leer.

CHANGÓ El gran putas - Manuel Zapata Olivella.


Tuve la fortuna de conocer a Delia y a Manuel en Cartagena, siendo aun una niña mientras estudié danzas en la academia de Bellas Artes. Delia, una folclorista dedicada, estaba de paso por la ciudad y mi maestro quiso que compartiera con nosotras un poco de esa dedicación y pasión por la danza y el folclor. Manuel, que la acompañaba, era en ese momento sólo una figura de fondo: el hermano de la maestra.

Mucho años después descubrí la obra literaria de Manuel, la joya es esta novela. Reconozco que la descubrí por accidente, en una estantería polvorienta y con descuento -detalle que me motivó a comprarla- y que muchos meses después de comprada y empezada a leer fue que caí en cuenta de que el autor no me era del todo desconocido.

Esta novela en particular ha sido tildada de "novela épica" porque en sus más de 700 páginas describe los viajes de los africanos hacia américa, la tierra nueva y extraña, el sufrimiento de un gran pueblo, la sangre derramada, las luchas por la libertad, el mestizaje y la vuelta al culto ancestral; vale aclarar que lo hace desde la perspectiva negra. Más allá de los relatos históricos, de las causas económicas de la conquista y de la esclavitud, el relato de Manuel requiere para su lectura atención y ganas: es un relato que devora al lector, que apasiona, que se siente. 

Los escenarios históricos, los relatos de la tradición oral caribeña, la mitología de los Orichas y la narrativa descriptiva del autor se mezclan para crear una pieza magistral, a mi parecer, de la literatura colombiana. Les dejo un abrebocas, para que se antojen:

"Los descendientes de Obafulom
los hijos de Iyáa
los que alzaron contra mi su puño
los amotinados
los soberbios
que de Ile-Ife
la morada de los dioses
me expulsaron
arrancados serán de su raíz
y a otros mundos desterrados.
Insaciables mercaderes
traficantes de la vida
vendedores de la muerte
las Blancas Lobas
mercaderes de hombres,
violadoras de mujeres
tu raza,
tu pueblo,
tus dioses,
tu lengua
¡destruirán!

Las tribus dispersas
rota tu familia
separadas las madres de sus hijos
aborrecidos,
malditos tus Orichas
hasta sus nombres
¡olvidarán!

En barcos de muerte
esclavos sin sombras
zombis
ausentes de sí mismos
confundidos con el asno
el estiércol
hambrientos
sumisos
colgados
irredentos
cazados
por los caminos polvorientos
por las islas y las costas,
los ríos, las selvas, los montes y los mares,
sin barro donde medir su huella
ni techo donde madurar su sueño
de otras razas separados,
proscritos en América
la tierra del martirio".
Maldición de Changó.



miércoles, 10 de agosto de 2011

Uno que leyó de una sentada.

El origen perdido - Matilde Asensi. 

El título lo dice todo. La autora nos habla de un mito, de civilizaciones perdidas y de los esfuerzos por encontrarla; esta es básicamente una novela de aventuras. Lo que me hizo quedarme sentada una sola tarde a lo largo de 496 páginas son los elementos que la hacen tan dinámica: el protagonista es un hacker español -Arnau- cuyo hermano -Daniel-, antropólogo que participa en una investigación arqueológica sobre los Incas, cae gravemente enfermo hasta llegar a un estado vegetativo. A medida que se avanza en la lectura se estrecha la relación entre la enfermedad y la investigación y Arnau decide continuar la investigación para encontrar una cura. 


La magia de las palabras, los orígenes de lo que podría ser una antigua maldición, verdades no contadas de la conquista española del Perú, conocimiento y sabiduría no revelados de la civilización Inca se entrelazan para llevar a un final poco esperado -al menos yo no lo vi venir- que explora los contrastes entre el viejo y el nuevo continente, las diferencias culturales y por supuesto cuestiona lo que creemos saber sobre la conquista y el auge y caída de las civilizaciones indígenas, su poder y por supuesto su avance en lo que puede considerarse magia o tecnología.